Caballo de Fuego - Enriqueta Arvelo Larriva (Poema)

Enriqueta Arvelo Larriva  nació en Barinitas el 22 de marzo de 1886 y falleció en Caracas el 10 de diciembre de 1962, fue una poeta y escritora venezolana.

 Sus padres fueron don Alfredo Arvelo y doña Mercedes Larriva siendo la tercera de cinco hermanos (Alfredo, Mercedes, Lourdes y Aura). La infancia y adolescencia transcurrieron en el típico ambiente provinciano del aislado pueblecito; si bien esta familia distinguía una verdadera pasión por la lectura, su vocación cultural, y sus relaciones con destacados intelectuales, fueron parientes de Alberto Arvelo Torrealba y personas de otras regiones del país, algunos de los cuales llegáronse hasta Barinitas en busca de Alfredo (su hermano mayor), cuando ya era poeta conocido, y posteriormente de Enriqueta, cuando ya poseía méritos propios. Desde luego, la influencia de Alfredo iba acentuándose a medida que se destacaba como poeta y ya era decisiva en la familia al comenzar el siglo XX, cuando apenas tenía 17 años.

Muy a principios del siglo, en 1905, Enriqueta y la familia comenzaron a padecer por las desventuras de Alfredo, quien habiéndose ausentado del hogar vióse envuelto en infortunado lance personal y por ello fue preso en Ciudad Bolívar, de donde fue trasladado al Castillo de San Carlos de la Barra, cerca de Maracaibo, y más tarde a Caracas. En prisión publicó en 1906 su primer libro de versos, Enjambre de Rimas, y su más calificada obra, Sones y Canciones, en 1909. En 1914 se casa su hermana Lourdes; y el nacimiento de su sobrino Luis Alejandro constituyó un acontecimiento de gran importancia para Enriqueta, pues él, su ahijado de bautizo, vendría a ser para ella el hijo que nunca llegó a tener, como haciendo realidad el simbolismo etimológico de ¨ahijado¨ y de ¨madrina¨. En 1921 muere su hermana menor Aura y desde 1922 Enriqueta se entrega a una labor de intensa producción literaria. Hacia el final de esta tercera década ya era una escritora de renombre nacional, e incluso mantenía correspondencia con intelectuales extranjeros, entre ellos Gabriela Mistral y Juana de Ibarbourou. 
El mensaje del siguiente poema a transmitir se basa principalmente sobre el sentimiento que se puede llegar a tener hacia cualquier ser vivo, profundamente sin necesidad de pasados, el apego y el dolor de ver a ese ser en tal estado y teniendo todas las posibilidades de dar apoyo, como algún día pudo, puede y podrá recibir igualmente. Sin embargo, agregando algo más común y llamativo que es el derecho de la libertad, como en este poema que es un gran ejemplo de ello, el amor del caballo es lo que refleja en general toda la acción del ser humano. Gracias a ello, al sentimiento, cariño, confianza de la persona al caballo, logro que esta lo dejara en libertad por lo que más quisiera, por lo que más le importara, por simplemente demostrar su verdadero amor; si de verdad lo apreciaba, lo iba a cuidar, le daría libertad, le demostraba confianza y seguridad a su lado. Finalmente que ante todo prefiere su felicidad y por eso lo deja libre. (Enriqueta, calladamente, pasaba los días ocupada en revelarse como algo más que mera carne. Se inventaba una voz que fuera el lugar en el que no tuviera que ser una mujer de aquella época, ni contener su temperamento nervioso. Tenía fama de impulsiva, y era poco, llevaba en la sangre un “caballo de fuego” que a veces salía por su aliento).

Caballo de fuego- Enriqueta Arvelo
Me acerqué a candelas de bosques intensos
y una chispa leve en mí escondió el viento.

La chispa me dio caballo de fuego.
Lo colmé espontánea de forraje nuevo.

Corría en mis venas, se paraba en seco.
El desgaritado le llamó mi acento.

Le busqué mimosa y abracé su cuello
si a ajustarle iba el bozal más recio.

Tornábalo adusto fogoso deseo.
Lo herraba mi mano con su calor tierno.

¡Caballo encendido, le grité en secreto,
no te puse sueltas y  yo gusté el freno!

El caballo un día salió por mi aliento
y volvió cansado del hueco paseo.

El sol le tiñó el pajonal seco,
más el perseguía lo que hierve fresco:

borlas de verdor después de febrero
con sol y garúa y quemado suelo.

Escarbaba fijo aquel casco terco.
Suave se movía mi almácigo eterno.

Vibro hoy sin sentirme jazmín ni lucero,
en el alma enhiesta un sabor terreno.

Libre del nevazo que sigue al incendio.
Disfrutando aroma sin daño de tedio.

A cálida hambre di forraje fresco.
Trepidante brío sembré de sosiego.

No muero en ceniza ni en dejado leño.
Y así me has tomado, amor de universo.

El poema contiene 28 versos,  entre 11 y 13 silabas, y emplea la rima asonante porque cada verso  finaliza con la silaba del ritmo perteneciente igual que los anteriores. La función de los versos es de arte mayor porque tiene más de 9 silabas, en este poema específicamente es Endecasílabos, Dodecasílabos, Tridecasílabos y Alejandrinos. El autor, en este caso Enriqueta Arvelo quiere decir que ella personalmente cuenta su amor por el caballo profunda y propiamente, y a pesar de su gran aprecio hacia el caballo, sin importar lo que pasara, sin importar que lo iba a extrañar, aún así  prefería su felicidad y quería dejarlo libre y de esa manera demostrar su amor, respeto, confianza y seguridad, sin dar aliento de decepción. 

El cuento escrito por Enriqueta Arvelo fue en la época del año 1944 al 1946 (De Mandato del canto). El tipo de narrador que se emplea en este poema es omnisciente, porque su conocimiento de los hechos es total y absoluto. Sabe lo que piensan y sienten los personajes: sus sentimientos, sensaciones, intenciones, planes… Y se caracteriza en 1 ª persona (narrador protagonista) porque también es el protagonista de la historia.

Los recursos literarios son el conjunto de técnicas, figuras retóricas y planteamientos estilísticos que un escritor utiliza para crear una obra literaria. En este caso, el poema pertenece al recurso literario símil porque se demuestra una comparación entre un elemento real y uno figurado, en este caso, el elemento figurado serian los sentimientos hacia el caballo y el amor que sentía al dejarlo libre, y el elemento real el hecho de que lo acariciara para hacerlo sentir seguro y confiado a su lado, luego de cuidarlo, dejarlo en libertad por felicidad de ambos. El poema se caracteriza como descriptivo  porque ‘’expresa claramente con detalles lo que sintió físicamente al acercarse a donde estaba atrapado el caballo, y aun así también da a entender su felicidad al dejarlo libre, como a cualquier persona o ser vivo le gustaría estar y con lo que se basa su poema no es algo irreal ni imaginario, en este caso, el caballo si existe, no es parte de su imaginación y es parte de su pasión’’.

Esta forma poética permitirá, sin duda alguna, que el pensamiento poético de Enriqueta Arvelo pueda verterse con la mayor amplitud y la mejor eficiencia. También en el marco de esa modernidad cabría el uso persistente y acertado de lo simbólico que realmente constituye un rasgo novedoso en la poesía nacional de aquel tiempo, por cuanto lo convencional y rutinario era el trabajo con otros recursos retóricos como la imagen y la metáfora. El empleo del símbolo enriquece su obra de una manera extraordinaria. Y por esto su obra poética no puede encajar en los moldes de la denominada poesía nativista venezolana que era la corriente preponderante.

Por último es conveniente señalar una tendencia interesante en su obra poética y es el de la constante transfiguración de la naturaleza en su poesía. Los elementos de su paisaje llanero no tendrán la misma significación de unos gallegos, sino que esos elementos son transfigurados por su interioridad. Enriqueta Arvelo Larriva es, sin duda alguna una voz fundamental en la poesía venezolana contemporánea y debe ser mostrada con orgullo en todos los ámbitos.


"No tengo 'trayectoria'. No tengo nada que se pueda anotar como de carrera de poetisa. Pero mi otoño no es tierra muerta, tierra sin curiosidad, sin comprensión, sin inquietud. Aun alcanzo cosas (sin soñar ya), detrás de las cosas, dentro de las cosas. Y lanzo mi voz aunque no haya oídos". 

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